De playas, de verano, de niñas, de Zelda

Cada vez tengo más claro que mi época favorita del año es el verano. Y no me extraña. Para mí verano significa época en la que puedo dedicarme al cien por cien a Loftur, y que no sólo trabajo más y mejor, sino que además puedo disfrutar de algo de tiempo libre. Al vivir en la costa en un lugar de turismo playero, para mí el verano significa también que el pueblo se despierta, se llena de gente, se activa.

Esto para muchos puede suponer un agobio, con las calles abarrotadas, las playas llenas de gente... eh, que para mí también, pero como buen ser que huye de las aglomeraciones de humanos (xD) uno sabe buscarse la vida para esquivar las muchedumbres (y tampoco es que salga tanto, así que...). Pero vamos, que al final, lo que cuenta, es que hay más vida y eso me hace encontrarme más a gusto en la calma. Sonará raro, pero bueno.

A veces salgo a escribir guiones. Llevo meses queriendo escribir un artículo sobre consejos para encontrar la inspiración al escribir historias. Me lo piden mucho en los salones y me apetece, pero no me animo.

Alguna tarde (o noche), cuando termino de dibujar, me voy a la playa. Me tumbo sobre el agua, haciéndome el muerto, que se dice. Mis oídos se tapan y la inspiración llega a chorros y al instante.

La verdad es que esta postura de relajación es la bomba, al menos para mí, para que el cerebro genere ideas. Las secuencias de 5 elementos empiezan a circular por mi imaginación. Llevo unos días muy metido en 5 elementos. Como supondréis, ahora mismo estoy dibujando el capítulo del próximo jueves.

Qué paz, tumbarse sobre el agua.

Antes lo hacía más que ahora.

Sobre todo porque ahora, cuando llevo uno o dos minutos flotando... soy asaltado por dos seres diminutos que me golpean en el abdomen, o directamente en la cara y de un manotazo me sacan de mi letargo. Se ríen y me dicen que no me duerma.

Sí, ir a la playa con niñas pequeñas, con mis hijas, no es lo mejor para escribir mentalmente... ¡pero es mucho más divertido!

La verdad es que no hace falta ser niño para jugar, pero jugar con niños hace que sea mucho más fácil y natural, al menos para mí.

¿Recordáis que os comenté hace unos meses que me había propuesto jugar a la consola dos o tres horitas a la semana? Pues lo cumplí. Cuando me compré la Wii, estuve recolectando algunas estrellas de Mario Galaxy 2 (al que no había jugado).

Este verano me había propuesto jugar por fin al Skyward Sword. Ya os he comentado alguna vez que tengo este Zelda desde el mismo día en que salió y ¡ni siquiera lo he jugado todavía! Llegó el momento. Lo puse y comencé a jugar.

Estaba solo en casa y cuando vi algunas escenas del principio, me dio como un algo... Pensé en mis hijas. Esperad, os preguntaréis por qué. Resulta que desde hace un tiempo estoy incluyendo en el repertorio de cuentos para ir a dormir historias de Zelda. Sí, de vez en cuando les cuento a mis hijas, a modo de cuento, fragmentos del universo zeldero. Deformo las historias con mi toque personal, por supuesto, y con chistes, muchos chistes. Ahora mis hijas adoran a la figura de Link, os lo puedo asegurar.

Cuando estaba jugando a SS no pude evitar pensar en que tal vez mis hijas querrían ver eso, pero no me parecía el mejor juego para comenzar a jugar con unas niñas tan pequeñas.

Así que desempolvé mi Wind Waker y nos pusimos a jugar.

Desde hace unos días de vez en cuando me pongo a navegar por ahí, virtualmente, junto a mis hijas, y la verdad es que les encanta el juego. Cortamos arbustos, buscamos tesoros, observamos el océano con el catalejo, hablamos con aldeanos, descubrimos nuevas islas, observamos a los animales, bombardeamos rocas... es genial. Creo que he encontrado a dos futuras compañeras con las que compartir el universo Zeldero.

Me resulta curioso que después de tanto tiempo sin poder jugar a un videojuego y con tantísimos juegos acumulados que tengo que probar... esté jugando a uno que me he pasado mil veces.

¿Qué tal vuestro verano?