La canción del mar - Otra de Tomm More
Redactado por Jesulink
18 de Enero de 2016 sobre las 20:41
No pude ir al cine a ver La canción del mar en su día porque estuve muy ocupado, así que he aprovechado una buena oferta de Blu-ray (sin haberla visto antes, yo vivo la vida al límite) y gracias a la insistencia de mis hijas ya se ha reproducido varias veces en casa.
La canción del mar es una cinta del irlandés Tomm More, que ya con El secreto de Kells trajo un alucinante aporte gráfico 2D y que en este nuevo proyecto pule restándole algo de rigidez y acercándolo un poquito a la animación japonesa. La canción del mar se parece a Kells, pero cambia en atmósfera, es menos compleja y la podrá disfrutar más gente. No le ha sentado mal esto; el trabajo es precioso y no ha perdido nada de estilo propio.
Estamos en una pequeña isla cercana a una costa irlandesa. Allí vive Conor, el farero, con su hijo Ben y su mujer, que está embarazada. La madre de Ben le cuenta leyendas sobre criaturas mágicas y de cómo una Selkie ha de regresar al mar con ellas.
Los selkie son criaturas de la mitología irlandesa/escocesa que básicamente son focas, pero que tienen la capacidad de desprenderse de su piel de foca y aparentar ser humanos.
Arte y guión
En esta película, el concepto de selkie se lleva a un terreno muy personal y propio, se transforma y se adapta a la historia, que es realmente mágica y efectiva. La historia funciona muy bien con una estructura de cuento clásico. El guión es sencillo en el sentido más delicioso de la palabra. Cuenta un viaje, está lleno de leyendas y esconde valiosas moralejas.
Gráficamente no defrauda en ninguna de sus secuencias. Se mantiene fiel a una estética propia y para colmo, se va renovando a medida que avanza. Estoy maravillado con esto. Cada escena me inspira de formas diferentes.
En ambos sentidos encontraréis influencias en Ghibli y que me aspen si esto no tiene un aire zeldero (nunca mejor dicho lo de aire).
Recomiendo que veáis la película si tenéis ocasión. Es un cuento tranquilo y bonito, guiado por una melodía que no se os irá de la cabeza (D#1, D#1, Bb1, Bb1, C2, G#1, D#2, creo). Ah, y sale un perro tan rechoncho que te dan ganas de abrazar la tele. Sólo por eso la tenéis que ver.
Si con el señor Tomm More vamos a entrar en una dinámica de pelis así, que cuenten conmigo para verlas todas.
Y ahora los spoilers (no leas si no la has visto, cuento el final)
En el folclore irlandés, se dice de los selkies que si un humano halla la piel puede someter al selkie, que sólo podrá volver al mar si consigue su piel de vuelta. Una hembra selkie puede salir a seducir a un humano y volver al mar a la mañana siguiente (ejem), aunque si se enamora puede optar por dejar el mar para quedarse junto a su enamorado. Estos conceptos aparecen de una forma u otra en la película, aunque sinceramente, aunque la película quiera dejar un recuerdo dulce y positivo, es amargor lo que para mí transmite al final.
Parece que esta película es una metáfora de la muerte de los seres queridos, de cómo no podemos evitar su partida y de cómo debemos conservar el recuerdo feliz de su compañía en el pasado.
Una de mis escenas favoritas, sin duda, la de la bruja Macha subiendo las escaleras persiguiendo a Ben, que consigue encerrarse en el desván, y el ojo de la bruja mirándole por un agujero y diciéndole que abra, mientras los búhos picotean el cristal de la única ventana que hay en la habitación. Esa escena puede asustar tanto a un niño que tuvieron que poner un chiste haciendo que el perro tapara el ojo de la bruja con su culo para relajar la tensión, pero oye, a mí el susto no me lo quita nadie.
A mi hija pequeña tampoco, cada vez que ve algo que dé mínimamente miedo sale huyendo y luego tienes que ir a buscarla.